lunes, 26 de mayo de 2008

mini exilio en cuzco

día 1


me volvió a tocar un niño en el asiento detrás del mío. no pude ni pestañear. el vuelo fue suave. lo gris no tardó en irse y convertirse en un satin de color añil. las casitas, los cerros, la energía. que bienvenida. lo siguiente fue almorzar un crepe de alpaca ahumada con queso, champis y cañamo en mundo hemp. la mesera me hizo recordar lo linda que era mi primera novia con su cabeza llena de trencitas minúsculas, y también ese viaje increíble que hicimos al mismo sitio hace unos cinco años atrás. hice una siesta de una hora y un ligero taladro se apoderó de mi cabeza el resto de la tarde-noche. tres pastillas y mejor fue quedarme en cama para empezar el día 2 con energía. a veces pienso que el soroche es un proceso obligatorio, como un pago, o un desprendimiento de toda la mierda que tenemos. como cuando uno vomita con el ayahuasca. el soroche es tan necesario como esa oscura noche previa a que salgan las más hermosas estrellas.


día 2

he dormido en un cuarto doble y las dos camas eran para mi. me he despertado como nueva, con los primeros rayos del inti dandome en la cara. hay una ventana que sabe dios a que genio se le habrá ocurrido hacer en el techo y a la altura de la cabecera. es luz pura. no me jode tanto levantarme temprano. pan fresco y caliente, jugo de naranja y mate de coca. luego esa plaza tan alucinantemente revitalizadora. sus escalones. mi pasión por las formas geométricas continuas. mil gringos, dos mil limeños. una crema de zapallo absolutamente orgásmica en mullu, pisac. una cerveza y unos nachos con queso en el irish pub. las clases de salsa que dos japoneses toman en el uptown. el jugo que no me quisieron dar en los perros. las fotos prefiero tomarlas sin flash, la luz de la luna es la que mejor le va a las piedras. a las 4am le tomo una foto a la plaza donde queda nuestro hotel.


día 3

me levanto no sé a que hora, camino un poco por las calles, me dejo perder. trato de levantar al loco temprano pero esta de resaca, con tersiana dice. me pierdo entre las paredes de piedra, camino esos caminos que tanto adoro, me abrazo a las nubes, al azul de la plaza, envidio las mejillas alegres y tostadas de los niños. llega el loco y, como ya era tarde para ir a pisac, nos vamos a buscar unos tamales al MAP, pero nos topamos con un coca sour que desencadenaría nuestro mítico "coca sour tour". principio del día. luego siguió el sushi de trucha en kintaro. otro coca sour en un bar de asientos rojos y negros donde no nos podíamos ver las caras por el brillo del sol, pero la pasamos tomandole fotos a mis lentes y a las copas. seguiría un alucinante paseo por las nubes en san blas. la coca sour es suave y alerta los sentidos. el pisco acaricia las ganas. siguió el tour en pachapapa, buen coca sour, buenos pancitos recién salidos del horno de barro. si la memoria no me falla vi la luna al lado de una enorme nube blanca y la fotografié sobre la cabeza de pierre. compré carteras y artesanías. nos tomamos foto con la gigantesca bandera del tahuantisuyo, que dicen que nunca existió para los incas. una utopía, y un sueño de hojas de coca como ese día fenomenal. as the stranger talks. continuamos en macondo, que sueño tan infinito pierre decae y muere tentado por una alpaca gratinada. el viaje continúa en andean grill, a. se pide un lomo saltado, el mejor después del que prepara mi padre, y los coca sours vienen a discreción. loco da señales de declive. yo tomo un shot de jager y todo parece renacer. llegamos a fallen angel, si no me falla la memoria que ya empezaba a fallar con ese 5to o 6to coca sour. fallen angel fue el punto final, y el más alucinante. yo salgo porque no puedo más, demasiada belleza en un sólo día, demasiados buenos recuerdos, vuelven esas voces tiernas a mis oídos. salgo a comprar pilas y las lágrimas me asaltan de regreso, caen en cada adoquín de piedra de la vereda, termino llorando abrazada a mis piernas, sentada en una banca de la plazoleta de las nazarenas, con la luna como un farol sobre mi cabeza. me hago la misma pregunta una y otra vez y no se como responderla. aún. la belleza es reconfortante, pero también duele, hiere.

día 4

he agarrado todos mis recuerdos, los de las tres veces anteriores y estos nuevos y me los he guardao en el retablito de mi corazón. me regreso con un poco más de fe a mi capital. tengo tan mala suerte. ahora no es uno, son dos niñas que me tocan detrás del asiento. dos minutos antes de aterrizar, el cielo se torna gris, boca de rata, pechuga de paloma, culo de burro.

2 comentarios:

Dice dijo...

q envidia

Mars dijo...

En un mes estare en esa plazoleta que esta a la vuelta de la casa de mi novia...

Sera un exilio de año y medio =)