domingo, 20 de julio de 2008

confesiones de domingo

ultimamente reparto mis 24 horas del día en:

a) pensar si seguiré en mi trabajo
b) llorar de alegría porque al fin voy a salir de vacaciones
c) las compras que debo hacer para cuando vengan las épocas de vacas flacas
d) los proyectos personales (soñadores y realistas) ahora que ya despierto a la vida real de a pocos en estos 30 años
e) que rara es mi forma de amar

el orden es indistinto. a veces puedo pensar 10 horas en el punto c o el d y el resto del día sólo duermo, cago y como. eso también en orden indistinto.

así que tengo la misma manía de pierre de andar haciendo listas con todos los pormenores de esos puntos, emocionadísima porque tengo planes y proyectos y metas como nunca en mi vida, aunque también sin poder evitar sentir que me hago vieja por tenerlos. soy del tipo de etiquetados de "me gusta mi propio orden", y hacer planes y esas cosas me hacen sentir otra que no soy yo. pero en fin, a veces hay que agarrarse de la baranda para seguir subiendo las escaleras.

mi trabajo es de la pm. nunca he tenido un grupo, ambiente y jefa tan de pm. y a la vez, como a muchos les pasará, nunca he tenido tan poco tiempo para escribir y hacer esas cosas no sé...que te hacían sentirte súper unido a tu propia esencia. como el mero hecho de quedarte en cama hasta las 11am viendo looney tunes, tomando café con leche y pan con mantequilla. luego ordenar tus libros y fotos y quedarte pegado con ellas unas horas. descubrir que sonreías más, tenías una luz particular e indefinida en los ojos. ver casablanca a media tarde, fumarte algo, comer macarronis. salir a tomarte una cajita de sangría trepado en el sinchi, atravesar media ciudad mirando con la nariz pegada a la ventana del bus. escribir todo en una libretita, el ipod prendido con la batería a la mitad. la poca gracia de lima en la tarde gris. la luz nítida y húmeda de julio. la chalina enredada en el cuello, el capuccino en la esquina y las escaleras de la iglesia. los gatos. los bolsillos vacíos. las pastillas. ninguna llamada en el celular. regresar a dormir o llorar o a la tinta y el papel.

a veces quiero cambiarlo, a veces no. a veces quiero regresar, a veces no. a veces quisiera terminar de saber que pasa con la persona que fuimos hace poco, y que pasará cuando la persona que somos actualmente sea la que mañana añoremos en una foto, comentándole a alguien "mira, que bien se me veía, no estaba tan vieja ni tan fea... hasta sonreía más".

1 comentario:

alicia dijo...

Qué cosas Karen, qué cosas
Las líneas paralelas son chéveres y creo que por eso nos hemos llevado siempre tan bien. Hoy de casualidad caí de visita y veo que no sólo tienes citado a mi querido JRR sino que además tu placa de la semana es el libro que leí hace unos meses y que me dejó una saudade infinita. Y lo que me desconcierta un poco es que compré ese libro por mera casualidad/curiosidad/compulsividad. No tenía referencia ni nada, pero estaba baratito. Sí, compro libros de manera compulsiva, pero no porque sea una intelectual ni nada parecido, simplemente porque soy una compradora compulsiva y así como compro libros arraso con aretes de colores :)

Bueno, escribe pe (a mí, a mi correo) que no sé nada de ti.

abrazo y pan con mantequilla pa usted

ali