martes, 29 de julio de 2008

como somos

todos tenemos parientes, tenemos
todos por algo lloramos, lloramos
somos de una vida corta, sabemos
todos siempre nos buscamos


mi primer día de vacaciones me tomó por sorpresa en medio de un velorio, buscando sabe dios que cosa entre los muebles, los arreglos florales y la mirada de un par de chicas que tampoco entendían lo que estaba pasando. una mezcla de desconsuelo y un grito desde mi propio cajón, sáquenme y sáquenlo de aquí. tengo por costumbre no acercarme a los féretros, pero esta vez necesitaba algo real. sacarme de la cabeza esa canción de piero que dice que todos nos hacemos viejos y la muerte pasa a ser un recuerdo. hoy han pasado tres días y aún no lo creo. pero ya no duele. es un recuerdo, así como verlo bailando feliz junto a la barra, pidiendo jarras de cuatro en cuatro, cuidándonos a todas, receloso de sus amigas más cercanas. siempre peinado y oliendo riquísimo. apuesto que estará así por siempre. y entonces el que cambia no es el que se va. los que cambiamos somos nosotros. porque con cada uno que se va, se nos va una pieza. y nos deja cada vez más desarmados. menos de lo que solíamos ser. y no es el otro el que está encerrado en una cajón, alejándose. no, no es el otro.


sabemos que eras feliz y te tomó por sorpresa.
descansa donde estés R.

the melting butter effect


...o el resbalón de gonza por 28...
segundo día de vacaciones.

lunes, 28 de julio de 2008

llovía y la plaza mayor me pareció otro planeta

eran las cuatro y pico am. habían comido esos brownies rellenos en casa de Sal, su mejor amigo de la infancia. no querían que la noche terminara y conversaron infinitas tonterías, dejándose enredar por la madrugada entre las calles vacías de Lima un 28 de julio. llovía demasiado para ser Lima. partieron con una caja de sangría en la mano. reían de todo, saltaban entre los charcos, chapoteaban un poco el adormilado corazón. sin darse cuenta llegaron al centro de la ciudad. se sentaron en las escaleras, se mojaron el culo y ya eran las seis am y los vendedores y carros empezaban a desperezarse. le dio su chompa para que le abrigara el trasero. cantaron "passenger" de iggy pop por las calles. no querían que acabara. la lluvia era densa, les pesaba en las pestañas. fumaron un poco mirando un letrero que decía Desamparados. reían y expulsaban el humo, los brazos cruzados, las rodillas dobladas. los cabellos húmedos pegados a la cara. tiritaban. le tomaba fotos invisibles, se creía dueña de la esquina, protagonista de alguna revista europea. Desamparados. tomaron un expresso en El Cordano, la lluvia seguía. acariciaron con la mirada cada detalle imperfecto de sus rostros. se acercó a su oreja y le dijo algo en francés que no logró entender bien. luego le devolvió su chompa, se exprimió los cabellos en la taza, se dejó empapar otra vez en el umbral de la salida. nunca volteó.

jueves, 24 de julio de 2008

el dia fuera del tiempo

parece un buen título para un libro, no? en realidad hoy que estaba en casa de mi mejor amiga, tratando de convencerla de que se cambiara el pijama y saliera conmigo a dar una vuelta, me di cuenta que mi súbita euforia y energía extra tal vez se deba a lo que mencionó (mientras choteaba mi propuesta): hoy es el año nuevo en el calendario maya y mañana es el día fuera del tiempo. el calendario maya se rige por 13 meses de 28 días el año, lo cual hace un total de 364 días, y mañana sería el día 365... el día que no pertenece a ninguna luna. es el cierre del año.


ello explicaría tal vez que hoy haya sido un día en que me he sentido de putamadre. no sé exponer, lo confieso, y hoy en el trabajo tuve mi primera exposición buena. aprobado todo al 200%. y el cliente y mis jefas súper feliz. y creánme que ha sido un esfuerzo tremendo para mi, hasta me han dado ganas de trepar un gran cerro y llegar hasta la cima... siento que voy a explotar si no lo hago. el resto del día me sentí en contacto conmigo, súper conectada y energética (ya parezco comercial de jossy diez canseco) cosa inusual en mi, que suelo mimetizar mis ánimos con el gris del cielo limeño. hasta hace un par de horas tenía tanta energía que quería ir a rumbear. mi mejor amiga y su pijama me hicieron bajar de la nube, pero igual sigo de buen humor.


y mañana es el día de una nueva energía, el día correcto para pedir todo lo que uno quiera, y entrar en conexión con todo, lo de afuera y lo de adentro. hasta hace unas horas no sabía todo este rollo del día fuera del tiempo. sabía del calendario maya, pero no había averiguado tanto. y me parece una idea congruente con todo nuestro mecanismo... los 28 días... las nuevas lunas... 13 meses... todo parece concordar.


no lo explico más porque son las 12:30am y en realidad siento que estoy leyéndoles parte de un libro de autoayuda y me estan dando náuseas, pero la verdad es que me pareció chevere compartir esto para los que como yo, crean en la buena energía y en que todo regresa. así que no se olviden de mañana levantarse con el pie derecho, con una sonrisa, respirar profundo y agradecer estar vivo, y luego hacer todo con buen humor y paciencia... todo será devuelto con la moneda de la energía y la paz. acuérdense que uno cosecha lo que siembra... y acuérdense de pedir también por la tierra, esa que cada día cagamos más.


paz y buena vibra con todos. gracias por leer.

martes, 22 de julio de 2008

road story


ayer hice un paréntesis a mi lectura de "El curioso incidente del perro a la medianoche" (que largo nombre caraxo) y del libro de Patty Miro Quesada "Herencia de familia", recién estrenadito dicho sea de paso, para leer "Road Story" de Fuguet, incluído en "Cortos".


¿ya mencioné que tengo más libros que vida para leerlos? pero bueno, este libro está esperando desde diciembre en mi librero, y como el otro día leí en Somos (o fue en el Dominical??) que ya llegó la edición de cómic de road story, no quise perder ocasión de leerlo como la historia original y luego comprar el nuevo libro en la FIL Lima 2008 que se inaugura este jueves.


resultado: relato corto y bueno. el gran escape de simón. de esa única oportunidad en la vida en la que uno puede dejar atrás todo y empezar de cero. de cómo empezar de cero parece una locura, una que apunta a terminar mal. o tal vez no. la cosa es no pensarlo tanto, sólo largarse.


yo, que estoy ad portas de mis bien merecidas vacaciones, terminé mi lectura a la 1am, con tantas ganas de que al abrir mi ventana en el piso 13 no me esperaran las luces de los postes y las pistas húmedas de esta nebulosa ciudad, sino los de una larga carretera invitándome a recorrer el camino otra vez.

hermes baby


En la mitología griega Hermes (en griego antiguo Έρμῆς) es el dios olímpico de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los oradores y el ingenio, de los literatos y poetas, de los inventos y el comercio en general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos.[1]


El himno homérico a Hermes le invoca como el «de multiforme ingenio (polytropos), de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas...»

Wikipedia



hace unos días resurgió el antojo de coleccionar máquinas de escribir antiguas. ya había nacido la pasión con las que tenía en casa de mis abuelas, pero luego les perdí el rastro. eran bastante antiguas y bonitas, pero tal vez a la edad que tenía en ese entonces no las supe conservar. sabe dios dónde estarán. a veces pienso que si me concedieran el deseo de ser niña otra vez, aunque sea por un día, pasaría la mitad de ese único día en las casas de mis dos abuelas, hurgando entre cajones, nadando entre cachivaches... conservando todo lo que no supe conservar.


así que sucumbí al mundo de mercado libre. encontré varias, de todo precio y modelos. tuve que alejar de mi mente la única underwood parecida a la de mi abuelo porque está un poco cara. la royal de 1920 también fue descartada porque esta en ica y al final en pasajes y gasolina gastaría lo mismo que comprando la underwood en lima. la remington quiet rider también fue descartada porque la vendedora quería usurearme, así que no way. hasta que encontré a la digna primeriza de mi colección.


el vendedor, un chiquillo educado y timidón, llegó al lugar del trueque con la hermes baby en su mochila. su papá le dijo que "hacía bulto", él dijo que "tal vez le sacamos alguito". y yo llegué feliz y expectante con ese alguito, para llevarme mi hermes baby cargada por toda la juan de arona. dicen que eran las portátiles más livianas de su época, ideales para estudiantes o viajeros que se iluminaran y la usaran en su camino... pero la verdad creo que más de un escritor debe haber terminado herniado llevando su hermes a cuestas. igual caminé oronda como niño con juguete nuevo. ¿algún día nuestros hijos y nietos contarán que nuestras laptops eran tan pesadas que herniaban?


falta limpiarla un poco, por dentro y por fuera, y también echarle un poquito de aceite, cosa que haré este fin de semana que al fin salgo de vacas. (buaaaah). y luego comprar las cintas. meter el papel. tener el eterno miedo de que se me atraquen y rompan los meñiques. los golpes secos, como una metralleta de palabras. tok tok. jalar el carrete. tok tok. crear la historia, mimetizar con el tok tok del corazón, darle vida con los dedos. atravesar el papel.

que con cada sonido
tok
tok
tok
tok
asesine la realidad.

domingo, 20 de julio de 2008

confesiones de domingo

ultimamente reparto mis 24 horas del día en:

a) pensar si seguiré en mi trabajo
b) llorar de alegría porque al fin voy a salir de vacaciones
c) las compras que debo hacer para cuando vengan las épocas de vacas flacas
d) los proyectos personales (soñadores y realistas) ahora que ya despierto a la vida real de a pocos en estos 30 años
e) que rara es mi forma de amar

el orden es indistinto. a veces puedo pensar 10 horas en el punto c o el d y el resto del día sólo duermo, cago y como. eso también en orden indistinto.

así que tengo la misma manía de pierre de andar haciendo listas con todos los pormenores de esos puntos, emocionadísima porque tengo planes y proyectos y metas como nunca en mi vida, aunque también sin poder evitar sentir que me hago vieja por tenerlos. soy del tipo de etiquetados de "me gusta mi propio orden", y hacer planes y esas cosas me hacen sentir otra que no soy yo. pero en fin, a veces hay que agarrarse de la baranda para seguir subiendo las escaleras.

mi trabajo es de la pm. nunca he tenido un grupo, ambiente y jefa tan de pm. y a la vez, como a muchos les pasará, nunca he tenido tan poco tiempo para escribir y hacer esas cosas no sé...que te hacían sentirte súper unido a tu propia esencia. como el mero hecho de quedarte en cama hasta las 11am viendo looney tunes, tomando café con leche y pan con mantequilla. luego ordenar tus libros y fotos y quedarte pegado con ellas unas horas. descubrir que sonreías más, tenías una luz particular e indefinida en los ojos. ver casablanca a media tarde, fumarte algo, comer macarronis. salir a tomarte una cajita de sangría trepado en el sinchi, atravesar media ciudad mirando con la nariz pegada a la ventana del bus. escribir todo en una libretita, el ipod prendido con la batería a la mitad. la poca gracia de lima en la tarde gris. la luz nítida y húmeda de julio. la chalina enredada en el cuello, el capuccino en la esquina y las escaleras de la iglesia. los gatos. los bolsillos vacíos. las pastillas. ninguna llamada en el celular. regresar a dormir o llorar o a la tinta y el papel.

a veces quiero cambiarlo, a veces no. a veces quiero regresar, a veces no. a veces quisiera terminar de saber que pasa con la persona que fuimos hace poco, y que pasará cuando la persona que somos actualmente sea la que mañana añoremos en una foto, comentándole a alguien "mira, que bien se me veía, no estaba tan vieja ni tan fea... hasta sonreía más".

jueves, 10 de julio de 2008

good enough

hoy sentí de nuevo eso. eso. eso de que estás parado en la orilla del mar, muy seguro porque la marea está bajita, te llega tan solo a las rodillas, y la arena está cálida bajo el agua, confiable. quieres ir más allá, das un paso, luego otro, y casi al mismo tiempo que te das cuenta de que la arena ahora es una especie de tierra babosa y fofa, ya estas hundido hasta la cadera en ella, con las olas rebotándote en los párpados, tosiendo, atorado, desubicado.
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dominar la tristeza. subirse en ella como un caballito de circo y jalarle las crines o acariciarlas. decirle hey, ho, so. decirle que ya basta, que ya estuvo bueno. domarla sin látigos ni pastillas. dejarla partir a la sabana, libre.
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otra vez el mediodía me sorprendió imaginando la nada. lo que es tenerla, lo que es estar envuelta en ella. por la tarde eso que aún no sé que es, ni tampoco sé como llega, llegó, y me devolvió las ganas de seguir. yo lo atribuí a los sueños que aún no ahogo, a los proyectos personales que aún no se derrumban, por más ilógicos que suenen. por la noche, dormí tres decenas de minutos acurrucada a tu cuello, luego de haber escondido el llanto entre tus pecas como una infante, y me desperté aún desconectada al mundo para ir a clases. en clases, un aire repentino y familiar cruzó por mi mente, ¿y si esto tampoco es?


y si ese ahora que buscas no existe nunca?
y si nunca eres lo suficientemente buena?
y si te callas y dejas de hacerte preguntas estúpidas?

miércoles, 2 de julio de 2008

la carretera

durante toda una semana soñé con el fin del mundo. y eso que aún no veo la pela de la que mi jefa no se cansa de hablar. que las muertes fueron horribles, dice. en realidad tal vez ni la vea. todo lo que podía imaginar de algún próximo fin, incluyendo mi paranoia de que ya se va a acabar el agua (y a veces x las mañanas se me da por verla con tristeza, corriendo aún libre en la ducha), todas esas terribles imágenes de peleas por las últimas gotas, o todos esos sueños de aventuras en las que uno tiene que aplicar las clases de supervivencia y algunas enseñanzas vistas en Lost y en MacGyver, todo todo todo eso lo viví con La carretera, de Cormac Mc Carthy.

angustia? desesperanza? miedo al futuro? (cuál?)


sí, todo eso sentí al leer la pequeña novela en la cual un padre y su pequeño hijo son de los pocos que han logrado sobrevivir a sabe dios que desastre gigantesco que ha arrasado con todo a su paso. algunas noches los árboles son arrancados de raíz de su sitio y remueven la tierra con sus caídas. el cielo está cubierto de ceniza, intoxica. el mar alguna vez fue azul y tuvo peces. el frío no cesa y no hay zapatos. todo eso mezclado con los recuerdos del mundo que conocíamos y que ahora es difícil tratar de describir al pequeño que camina agotado y famélico a nuestro lado, atravesando la costa en búsqueda de un lugar que aún quede en pie y sin amenazas.


el resto de la gente? mejor ni preguntar. ni por los que se fueron ni por los que quedan. ya no sé que es peor. me gustó engancharme a la carretera. si es que luego me quedé con la impresión de que el escritor también se asustó y quiso acelerar el final de tanta desgracia, pues ni me importó. lo vivido en el trayecto estuvo bueno como para revolverme el sueño unos días después. lo logró.