sábado, 9 de febrero de 2008

café

sudo café. esta semana mi somnolencia se ha convertido en una larga película de cronenberg, con todos los individuos viscosos y bichos raros que suele colocar como personajes. antes amaba tomar capuchinos pero desde que me atacó la hepatitis tomar café se convirtió en un doloroso hábito, tanto como sacarme el higado por la boca y jugar a las pataditas con él un rato hasta que me canse y lo vuelva a colocar de taquito en su sitio.
con las pastillas la cosa empeoró. un día tomé una taza de café en el desayuno, y como era de costumbre me tomé las pastillas, me empujé un pan con mantequilla y salí a enfrentarme al mundo... el enfrentamiento fue ganado por walk over. ni bien me paré en el paradero me sentía como si en vez de café me hubiera metido extásis líquido, sudaba frío, temblaba y la paranoia nunca se fue, es más, se potenció. regresé corriendo a mi casa a meterme a la cama y envolverme como un tamal.
así fue como el café se volvió enemigo y no compañero de interminables tardes de libros - conversa - puchos (que también orgullosamente dejé) - amigos y reconciliaciones invernales. sin embargo, desde que he entrado a chambear como la gente normal esas infames ocho horas al día, he tenido que volver a la manía cafetera algunas mañanas y tardes. al primer sorbo la paranoia empieza a desvestirse en libre albedrío, pero también siento que los ojos se me abren como en el comercial de nescafé. y sin embargo, otra vez y retomando el hilo, esta semana mi sueño ha sido tan fuerte que ningún café, dos red bulls, mini barras de chocolate, brownies o ni el agua en la cara han logrado que despierte a la realidad. me he quedado dormida frente a mi jefa, frente a la mac y hasta he tenido que arrodillarme al lado de un water y pedirle a otra chica que me eche aguas, que voy a dormir unos 15 minutillos. no he podido salir del trance narcoléptico en el que me encuentro. y no, no tengo ni anemia ni tampoco estoy deprimida --- estoy en el nivel normal de las cosas.
en fin. no tendría nada de malo permanecer soñando despierta si es que no tuviera esas ocho horas diarias en las que debo interpretar el personaje yuppiesco y profesional que se requiere. esas ocho horas que luego se traducen en lo que llevo en los bolsillos y lo que me llevo a la boca y me pongo en el cuerpo. sudo café. sueño ironías. respiro ansiedades. emano ilusiones.
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sudo café.

2 comentarios:

Dice dijo...

dejame q te de un par de cachetadas para que veas como te me despiertas

Capt.K dijo...

Sister! Tamos iguales!!!! Que viva el café... Felizmente no sufro del hígado... Oye, la solución al tema ese del sueño... DUEEEEEERMEEEEEEEEE!

jajajja kisses

Capt. K.